La mayor feria de arte se realizó en el predio Rural de Buenos Aires en el mes de mayo: participaron más de 400 artistas y 80 galerías de 27 ciudades (el 50% fueron extranjeras).
Dialogamos con artistas emergentes y consagrados sobre propuestas de performances, charlas, debates y presentaciones. Las novedades fueron Stage IRSA y arteBA Niños. Observamos obras de grandes maestros como Los Acrílicos de Pollesello o el Móvil Rojo de Julio Le Parc.
Sin dudas, las obras destacadas fueron Hilo de tiempo y Máquina para peinar de Celeste, la artista cordobesa consagrada. Ella presentó una máquina cuyo sistema mecánico replica la acción de peinar: una metáfora de la reproductibilidad sistémica de los mandatos y cosificación de la corporalidad femenina.
Otra de sus exquisitas obras de Celeste fue Madre e Hija. Esta explora sobre la dependencia de la mujer y los mandatos sociales: el legado y la tradición. Sobre todo remarca la temporalidad en lo femenino, desde la caducidad de la belleza hasta la simbología del reloj biológico, según los ciclos, la reproductividad y la negación o imposibilidad de cumplir ese rol aún persisten como un estigma social.