La modelo hace seis meses que no prueba una sola gota. Ahora ha detallado los detalles de esta decisión.
La ingesta de alcohol es un tema del que Bella Hadid no quiere oír ni hablar. La modelo, que recientemente sorprendía volviendo a abordar sus problemas personales con la ansiedad y la depresión, ha vuelto a sincerarse acerca de un asunto que durante mucho tiempo le trajo problemas: la bebida. Según contaba recientemente al medio ‘InStyle’, las copas que tomaba cuando salía a divertirse acababan pasándole una alta factura emocional, por lo que hace seis meses que no toma ni una gota de alcohol. “Me encantaba beber, hasta tal punto de que empecé a cancelar las salidas en las que sabía que no podía controlarme”, contaba a lo largo de una entrevista en la que volvía a abrirse en canal.
Al parecer, el detonante que la animó a cambiar de vida fue el hecho de que su médico le mostró a través de varios escáneres cómo le afectaba el alcohol a su cerebro: “Después de verlo, decidí estar sobria durante un futuro previsible”. Según la modelo, las copas que disfrutaba de forma social estaban intrínsecamente relacionadas con sus problemas de salud mental:
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“Ya no tengo la necesidad de beber porque sé que me afectará a las tres de la mañana cuando me despierto debido a una horrible ansiedad pensando, por ejemplo, en una cosa que dije hace cinco años cuando me gradué”.
Además de ser una de las maniquíes más solicitadas de la industria de la moda y toda una eminencia en redes sociales, donde aglutina casi 50 millones de seguidores solo en Instagram, la hermana de Gigi Hadid también se ha propuesto ser todo un ejemplo de cómo la vida de las ‘celebrities’ no están exentas de problemas mentales, algo que no siempre se exterioriza debido al tabú social que todavía acarrean. Así, además de contar ahora que el alcohol le aportaba “un efecto interminable de dolor y estrés”, recientemente también confesó que la ansiedad que sufre le ha impedido durante mucho tiempo salir de casa e incluso vestirse tal y como desea.
Un círculo vicioso en el que de nuevo aparece el alcohol: “Mi ansiedad social se apoderó de mí a lo largo de mis veintes, cuando se me empezó a hacer imposible salir sin tomarme un trago en aras de calmar mis nervios”, ha contado ahora que se ha decidido a poner fin a esta dinámica. “Con una vida en la que me veo constantemente obligada a socializar y trabajando durante 13 horas al día me di cuenta de que esto no podía seguir así”, concluye dando por más que inaugurada un nuevo ritmo de vida más saludable.