09/11/2024
POR MAURICIO BADRA, Editor de Viajes para Las Rosas
La mayor parte del tiempo estamos pensando en algo. Al menos así es en mi caso, al igual que muchas otras personas que nacieron y fueron criadas en la cultura occidental. Nos levantamos temprano recordando todas nuestras tareas pendientes a lo largo del día y a medida que pasan las horas, ocupamos nuestra cabeza con otras preocupaciones o actividades. La mente siempre está intentando corrernos una carrera y casi siempre nos gana. ¿ A quién no le ocurrió que al terminar las vacaciones ya imagina las siguientes?.
vidas de manera eficiente, con el gran deseo de ser felices. Sin embargo, reflexionando acerca de nuestra manera de vivir me permito preguntar: ¿realmente estamos disfrutando a pleno de cada momento?.
De mi primer viaje por Asia, estoy obteniendo muchísimas impresiones, y a pesar de continuarme deslumbrando, hay algo que me resulta bastante intrigante de la cultura oriental y no puedo dejar pasarlo por alto. Acá todavía se disfruta estar.
Si, estar.
Es incontable la cantidad de personas que encuentro sentados, sin celular, música o compañía. Simplemente están siendo, respirando, observando, estando. ¡Cuidado! no quiero que esto se malinterprete y cometamos el error de confundirlo con pereza. Muchos tienen la cualidad y la dicha de apreciar lo sencillo, de disfrutar el momento. No me refiero necesariamente a monjes budistas meditando, sino a individuos como cualquiera de nosotros.
El Sureste Asiático es increíble. Cada pequeño lugar ofrece sus hermosos destellos de magia, y su excéntrico caos a la vez, “una jungla eléctrica”, como supo decirme un amigo una vez. A veces, el mundo puede parecer caerse en mil pedazos, pero ellos siguen ahí, observando la vida pasar. Viviendo el presente.
En cada uno los países que he visitado hasta ahora, entre ellos Tailandia, Laos, Vietnam y Camboya, encontré paraísos maravillosos, paisajes de otro planeta, seres humanos extraordinarios, y por supuesto, experiencias inolvidables. Cualquiera que ha viajado alguna vez sabe que no alcanzarían las palabras, fotos o videos para transmitir nuestras vivencias de la misma forma en que la hemos sentido y más aún cuando se recorren esta clase de caminos, con tan pura e intensa energía.
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