Por Romina Haiatzanian
No es casual que Playa del Carmen, con su desarrollada infraestructura, sea uno de los puntos turísticos más importantes de América Latina. Aquél viaje coincidió con mis inicios en las Artes Visuales, y fue entonces, que al entrar en tierras mexicanas y observar la inmensidad de su mar, sentí de inmediato la necesidad de volcar esa inspiración en mis obras.
Al volver a mi taller y encontrarme frente al lienzo, sólo recordé la magia de ese paisaje natural, con el turquesa de su costa oriental, jugando a ser contraste con lo blanco de sus playas; mientras que los vibrantes tonos de la ciudad despiertan los sentidos, generando alegría y bienestar, hipnotizando la vista de los que se dan la oportunidad de contemplar ese paraíso.
Bajo la influencia de este misticismo, y tal como mi imaginario lo quiso, nació “Cozumel”, un acrílico sobre lienzo que luego trasladé al papel en distintas series del mismo formato. Fue una de las pinturas que más disfruté hacer en todas sus versiones.
En junio del año 2018, surge una nueva oportunidad de volver a la Riviera, pero esta vez exponiendo algunas de mis creaciones en el Hotel Sandos Playacar Beach Resort, donde también estuve alojada. Generosamente, las autoridades cedieron el lobby, un espacio con gran circulación de turistas.
A partir de esta maravillosa experiencia, que me permitió mostrar internacionalmente parte del arte argentino, se donaron mis obras a la Fundación Sandos, que se ocupa de contribuir al equilibrio ecológico mediante la preservación, educación y restauración, colaborando también con las comunidades mayas de la zona.