Por Natalia Scali
Custo Dalmau y su hermano David son los creadores de la reconocida marca Custo Barcelona, que el 22 de agosto abrió su primer local en Buenos Aires, más precisamente en el barrio de Palermo (Honduras y Armenia). “Hace años que queríamos ingresar al mercado argentino, pero nos era imposible… Lo logramos y estamos felices”, se enorgullece Custo y asume el desafío. “Desde afuera se ve un estilo muy tradicional en la moda argentina por eso nosotros venimos a ofrecer algo distinto”. Mucho color, grafismos, diseños futuristas y psicodélicos. Lo diferente como marca registrada.
Finalmente pudiste entrar a la Argentina con tu marca. ¿Qué significa para vos?
Estamos muy felices porque hace años que queríamos ingresar y no podíamos. Era imposible y gracias a un socio local este año pudimos lograrlo. Tenemos muchos clientes argentinos que compran nuestra ropa en Estados Unidos y en Europa, y de alguna manera sentíamos que teníamos potencial para traer la marca al país. Estuvimos diez años intentando entrar y no se daba, pero mediante un socio argentino logramos el objetivo y el 22 de agosto inauguramos nuestro local. Además, presentamos nuestra última colección en el BAFweek, así que estamos más que satisfechos y con muchas expectativas.
¿Qué te atrajo del mercado argentino?
Argentina es un referente nos sólo en América Latina, sino en el mundo. El mercado argentino desde afuera se lo ve tradicional, conservador, pero las clientas argentinas que eligen nuestra marca en Europa compran lo más salvaje, lo más avanzado. Entonces, a la conclusión que llegamos es que lo que está pasando en Argentina es que hay un mercado, que no sé si es grande o pequeño, pero que está buscando algo que no encuentra en el mercado local. Algo distinto, y nosotros tratamos de ser eso diferente que buscan. Acá hay un mercado muy clásico y nosotros somos todo lo contrario, y vamos en busca de esas mujeres que quieren algo diferente. Es una oportunidad que tenemos y vamos por ella.
¿Desde el momento uno sabías que el estilo de la marca iba a ser lo salvaje, lo distinto?
Nosotros apostamos por ser innovadores e ir por un estilo completamente diferente de lo que había en el mercado. Cuando arrancamos, allá por el año 81, casi que no había color en la moda, era muy aburrida. Así que dijimos: “Vamos a aportar color”. Además, nos dimos cuenta de que el mundo gráfico tampoco estaba… Desde hace 36 años hemos sido muy respetuosos con nuestra identidad, que está basada en la fusión del color con el grafismo. Y mantuvimos el estilo de la marca sabiendo que debíamos ser capaces de renovarla, refrescarla y continuar haciéndola atractiva en cada colección.
¿Cómo atrajiste a ese público que no conocía el color?
Con paciencia, estando siempre presente e Insistiendo en cada temporada. Y cuando te ponés insistente y pesado es como que vas convenciendo a alguien… O los despiertas también, porque quizá le muestras algo que en realidad estaba buscando, y claro, simplemente lo elige.
¿Cómo es el paso a paso de la preparación de una colección?
Siempre hay influencias, pero nosotros trabajamos con cuatro parámetros básicos: la paleta de colores, el mundo gráfico, los materiales y las formas, los volúmenes y la arquitectura. Todos estos parámetros son los ingredientes de un gran rompecabezas que debemos ir organizando para que al final veas una imagen, un mensaje, que es la colección.
¿Has tenido encuentros con otros diseñadores del mundo?
La verdad que con muy pocos. He conocido a Paco Rabanne, John Varvatos, de Estados Unidos, pero por los años que llevo en esto tengo poca relación con los grandes diseñadores de la moda. Con Agatha Ruiz De La Prada somos muy amigos, pero no muchos más…
¿Qué mujeres famosas eligen tu ropa?
He tenido la suerte de que muchas, pero Jennifer López ha usado uno de mis vestidos en uno de sus últimos videos. En general, nuestras consumidoras son personas a las que les gusta expresar su personalidad, que les escapan un poco a las imposiciones de las tendencias y que mantienen su espíritu joven más allá de la edad real que puedan tener. La edad para usar nuestras prendas es una edad mental. He conocidos mujeres de 20 y 80 años que usan nuestros diseños. Pero ambas tienen el mismo espíritu.