Las plataformas audiovisuales son tantas que las opciones para dar a conocer un producto sin invertir grandes cantidades de dinero son múltiples. En un principio, el cine fue un escenario más que ideal para estas maniobras, desde «Terminator» con Pepsi hasta «James Bond» con Vaio.
Lo cierto es que las fronteras de la industria cinematográfica fueron trascendidas cuando las series de televisión comenzaron a ser un novedoso espacio para este sistema. Los que marcaron el ritmo fueron «Los Simpson», esta familia caricaturesca que logró, no sólo un increíble reconocimiento internacional, sino que además, supo convertirse en un gran peso en la opinión de la gente. Imagínense cómo impactaba la publicidad encubierta entre estos personajes amarillos.
Sin embargo, la llegada de Netflix a nuestras vidas amplió las posibilidades de publicitar: el famoso “product placement”, este formato en el que las marcas aparecen de forma casual, como parte de la historia contada. Así es como “House of Card”, “Stranger Things”, “La Casa de Papel”, entre otras producciones, utilizan estas formas para lograr una publicidad eficiente y “sin querer queriendo”.