23/11/2024
El cine como arte audiovisual desde sus inicios, supuso ser medio cultural de
entretenimiento, ya que en cierta medida existe una evasión de nuestra factibilidad,
configurando así, el objeto cinematográfico como un instrumento que sirve para
construir una fantasía aislante. Lo anterior, responde consecuentemente a las maneras
de enfrentarse al film, la cual nos permite hacer un paréntesis de nuestra propia
existencia.
En este sentido, la película como hecho artístico lleva consigo una doble realidad, en
cuanto expresa un contenido inteligible y un sentido comprensible por ser una
construcción humana llevada a cabo por su creador artístico. Para que la obra cumpla
con estas características, ha de tener una unidad y solidez propia e interna que se
impone y apodera al mismo tiempo. En la aislación que presume el film, se puede
establecer ciertas analogías con nuestro mundo, y en esta línea, puede llegar a
representar la realidad de un pasado. Es decir, lo audiovisual puede transformarse en
un testimonio cinematográfico y ficcionalizado.
Por ende, esta breve introducción informativa actúa como resumen de lo intrínseco y
lo tácito, que trae aparejado de esta nueva entrega y versión auténtica de Tarantino. Si
bien, el film entretiene (como función esencial del cine), lleva consigo otra forma
narrativa en la estructura argumental, configurando así, una visión subjetiva de la
industria cinematográfica de los años `60 y del caso de Sharon Tate.
Claro está, que es una película muy propia de Tarantino que habla de cierta, tanto de
su vida en Los Ángeles y los cambios culturales y sociales de la época; como el
recorrido por vasto su conocimiento de la historia cinematográfica y televisiva
estadounidense. Sin dudas, un espectador que no esté empapado sobre la historia del
cine, es un espectador que se llevará un sabor amargo de la obra, a causa de su falta
de comprensión.
Hablando específicamente del film, el elenco es lo que vende la película. DiCaprio, Pitt,
Robbie, Al Pacino y Fanning, son éxito asegurado. Pero, al estar ante Tarantino, jamás
se sabrá con exactitud con que experiencia y tipo de narrativa nos encontraremos
como espectadores. Érase una vez en Hollywood, es definitivamente dos horas y
cuarenta y cinco minutos de experiencia; y cada espectador, se llevará cosas distintas
del film. Es difícil de deglutir y abre al debate: y eso es lo divertido. Pocas películas,
suscitan lo que esta produce. Puede gustar o no, pero es sin dudas una película para
ver y muy difícil de spoilear. Justamente, supone una experiencia. PUNTAJE: 8.5/10.
