Por Flavia Tomaello
@flavia.tomaello
Reconocidas por sus tortugas gigantes, las Galápagos fueron un refugio de piratas, quienes basándose en la niebla que suele cubrirlas, las apodaron «las encantadas», abonando la idea de su inexistencia para proteger sus botines.
Vacías hasta siglo XVII, las 13 islas que componen el grupo pertenecían a Quito durante la colonia y fueron anexadas a Ecuador en 1832 con un esquema oficial de colonización.
Fueron utilizadas como prisión, resultaron estratégicas en ocasión de la apertura del canal de Panamá, para llegar a convertirse en Parque Nacional casi en su totalidad (97%) a partir de 1959. Playas despejadas, grutas profundas, lava milenaria, cientos de especies, centro conservacionista y, claro, las enormes tortugas.
La frutilla del postre: el túnel de lava más rico del archipiélago. Unos 1600 mts., con 800 transitables que alcanza 12 mts. de profundidad, con un millón y medio de años de antigüedad, soportó lava a 1800°C.
Utilizado como cava devino en salón de fiestas, donde se tenía la manía de retirar las escaleras para que ningún invitado pudiera partir. Hasta que, finalmente, se convirtió en una de las estrellas del hotel ultra exclusivo que funciona allí desde hace 16 años. Bajo la incredulidad lugareña, vio la luz el Hotel Royal Palm, el mejor de las islas.