27/11/2024
POR CONSTANZA MONFERINI ZAPIOLA- @cotimonferini
Todd Phillip lleva a la pantalla grande el personaje más demente y honesto desempañado por Joaquin Phonix, como manifiesto crítico de la sociedad actual.
Joker, representa una sucesión de fotogramas que da como resultado, no una simple obra audiovisual, sino más bien, un manifiesto de la realidad de la infelicidad y el secreto oculto de la risa.
Es evidente que desde la teoría psicoanalítica, se sostiene que las manifestaciones inconscientes aportan ciertos datos que permiten dar a conocer ciertos contenidos que son censurados por la misma conciencia. Pero estos datos, se hayan deformados y son de difícil comprensión debido a la censura. Entre las cuatro manifestaciones del inconsciente, se halla al chiste. Según Freud, el chiste es toda provocación consciente y hábil de comicidad, suscitada desde la intuición o de la situación en que se promulga. El chiste es un mecanismo espontaneo, provocando sorpresa en el oyente. Por ello, es susceptible en determinarlo como pura pulsión de placer, y por ende, cumplimiento de deseo.
Pero cuando el chiste deja de ser una manifestación de placer ¿Es chistoso? ¿Cumple su función?
Está claro, que Phillip implanta por medio de este personaje la respuesta que suscita. Por ello, este film es manifiesto crítico social. En sí, Joker no es un simple villano inmerso en un mundo diegetico propio del mundo DC. Hay un reflejo, hay una empatía. La conexión emocional hay entre espectador y personaje, es tal, que estamos frente una identidad con una historia y pasado. En este sentido, el director supo definir bien desde el principio la finalidad del film. No es una película de superhéroes. Es la historia como la infelicidad y el maltrato social, puede corromper a una persona. Esto es Joker.
Creo que el gran punto a favor del desarrollo del guion, es la falta de presupuesto. Se dice, que la falta de elementos hace a la necesidad, y con ello, el ingenio. Y este film es ejemplo de lo anterior.
Pero, se requiere de una gran versatilidad en la interpretación, para que lo escrito se haga creíble. Y ahí entra Joaquín Phoenix. Todo el hilo argumental está apoyado en él, de ahí deriva su gran responsabilidad. Sin Phoenix, no hay Jocker. Es una descripción de la psiquis con identidad profunda. Escaba sobre la pirotécnica de traumas infantiles, entorno familiar, contexto social, secretos y delirios.
No es necesario aclarar tanto el argumento como la trama. Joker es una experiencia que debe ser vivida. Y es sin dudas, la gran candidata para el Oscar 2020.
Puntuación: 10/10
