Graciela y Pedro se conocieron en la década del 60´. Se quisieron casar, pero por su diferencia de edad el párroco tardó tiempo en aceptarlo. Graciela había sido desde pequeña muy emprendedora y adoraba la música. Su instrumento preferido era la guitarra, y su sueño era tener un lugar para pasar sus días junto a su amado y sus cuatro hijos.
Por: @pilimartinezv
Un día, en un vuelo por la llanura pampeana, Graciela vio un campo que parecía tener la forma de un balde. Entonces se le ocurrió la maravillosa idea de construir una estancia en forma de guitarra. Sin embargo, murió durante su quinto embarazo por una aneurisma cerebral sin poder concretar su deseo.
A fines de la década del ’70, Pedro decidió poner en marcha el plan de su esposa y plantó 7000 árboles (cipreses californianos, eucaliptos y pinos) a unos 20 kilómetros al norte de General Lavalle, en Córdoba. Si bien ella no estaría para disfrutarlo, como hubiera querido, era la única que iba a poder apreciar la forma perfecta de la guitarra, que solo se ve desde el cielo. A sus 35 años, Pedro se encontraba construyendo la estancia con forma de guitarra junto a sus cuatro hijos: María Julia, Ignacio, Soledad y Ezequiel.
«Desde adentro de la guitarra, por su inmensidad, uno pierde la perspectiva y difícilmente sabe en qué lugar de la guitarra se encuentra. Incluso, ni siquiera percibe que se encuentra en un parque que tiene forma de guitarra. Estos comentarios y sensaciones son los que nos hacen las personas que la visitan por primera vez sorprendidas» publicó uno de los hijos de la pareja en su blog.
Pedro pudo disfrutar de la estancia hasta 2019, cuando falleció. Ahora los turistas son recibidos diariamente por María Julia, Ignacio, Soledad y Ezequiel para conocer esta gran obra de arte y la conmovedora historia que esconde.