Por su pasión y dedicación, la esgrimista de 22 años es una de las promesas argentinas enuna disciplina que poco a poco va ganando su lugar entre las mujeres.
La inclusión de la mujer en el mundo del deporte aún es una tarea pendiente que tenemos como sociedad. Pero, ¿qué define que un deporte sea asociado a un género? Con cada vez más celeridad se agota el mito que asocia a los hombres a algunas prácticas, habiendo cada vez más mujeres destacadas que profesan su amor y dedicación como profesionales. Este es el caso de las esgrima deportiva, un deporte de entretenimiento y competición en el que se enfrentan dos contrincantes debidamente protegidos que deben intentar tocarse con un arma blanca.Su definición es ‘arte de defensa y ataque con una espada, florete, sable o un arma similar’, que sigue las reglas y técnicas que se desarrollaron en su origen para un manejo eficiente de la espada en los duelos.
La esgrima fue una de las primeras disciplinas deportivas en incluir mujeres en su práctica, en concreto, a través del florete. Esta arma comenzó a ser utilizada por las mujeres en el siglo XIX por ser la más ligera, abriendo una vía en este deporte de combate tradicionalmente masculino.
Sin embargo, se incorporó como disciplina olímpica femenina individual en los Juegos Olímpicos de Paris de 1924, y por equipos, recién ocho años más tarde En estas competencias, el “sexo débil” no fue habilitado a empuñar la espada hasta los años noventa, y la primera vez que pudieron participar en competiciones de sable fue en Atenas en 2004, ¡en pleno siglo XXI!
Quizás, en parte, sea esta reivindicación feminista, la que llevo a la inquieta y rebelde Elina Blaquier a apasionarse por la esgrima desde ese primer día en que su mamá la llevó junto a su hermano Matías al Club Francés para ver si la chica terremoto que se aburría de todo, podía “poner eje en su carácter inquieto”, como confiesa la espadachín.
Mucha constancia y algo de desparpajo, asegura Elina que le sirvieron para encarar con perseverancia este deporte. Virtudes que supo aprender de su madre Fernanda Pirosanto (Gerente General para América del Sur & Central de Pandora). “Nos inculcó a mí y a mis hermanos mayores (Gastón 25 y Matías 23) que con trabajo, esfuerzo y dedicación se alcanzan las cosas. Ella fue el apoyo constante a mis locuras y mis sueños con una paciencia increíble” asegura.
¿Cuándo comenzó tu interés por la esgrima?
Nací en el campo, en Coronel Suarez, y desde chica fui muy movediza. Tenía once años cuando nos mudamos a la Capital, y mamá no sabía en qué deporte anotarme para que bajara un cambio, pero todo me aburría. Vivíamos en un departamento cerca del Club Francés. Alberto, el portero, que me veía ir al colegio todos los días, me preguntó si sabía lo que era la esgrima, y me dijo que podía aprender en el club. ¡Me imaginaba con una espada en la mano, y me encanto! La volví loca a mamá hasta que me anotó , y esa misma semana comencé las clases con los maestros José Félix Domínguez y Sergio Bernabeu, mis mentores y mis profesores de toda la vida.
¿Qué fue lo que te cautivó de este deporte?
Para muchos es visto como un deporte masculino y agresivo, donde se combate con un arma blanca. Creó que al principio me enagnchó esa cosa de la pelea. Te ayuda a canalizar la agresividad. Te ayuda a soltar el estrés. Pero después fui descubriendo que es un deporte que requiera la máxima atención Mientras haces esgrima es imposible pensar en nada más. Eso mejora mucho la capacidad de concentración y los reflejos, lo que luego también es válido para el trabajo y para la vida personal.
¿Cuándo empezaste a competir?
A los 16 me dijeron que estaba lista para competir en la categoría cadetes en un campeonato nacional en Córdoba. Me acuerdo que estaba súper nerviosa. Perdí en cuartos de final con una chica del equipo nacional. Pero, en mi primera competencia, ¡me subí al podio con una medalla de bronce!En mi primer sudamericano (Chile 2016) no me fue tan mal, si bien no saqué una medalla, entré en el cuadro de 16. Perdí contra Monserrat Viveros, una esgrimista de Paraguay, que conocía y sabía que era una esgrimista fuerte y complicada. Conocer a tu contrincante te juega a favor y en contra, porque por un lado sabés sus técnicas y su mano, pero también sabía que era muy buena, ¡y los nervios no ayudaron!
Luego pudiste viajar a Europa para prepárate y también para dar rienda suelta a tu otra pasión, la fotografía. ¿Cómo fue esa experiencia?
¡Alucinante! Hace tres veranos, me fui por primera vez a entrenarme en la sala Leon Paul de Londres. Tenía 18 años y nunca me había ido tanto tiempo sola de casa, pero la pasión supero al miedo. La Federación me había recomendado a Kenichi Yamamoto, el entrenador del equipo nacional Junior y Senior. Él fue quien me preparo en la pretemporada de ese año y del siguiente. Allí estuve con esgrimistas de muchas partes del mundo, como Italia, Canadá, Francia, y entrené con el equipo japonés juvenil de esgrima, ¡una experiencia única! Conocí a Eliott, un esgrimista del equipo inglés con el que nos hicimos grandes amigos y luego fue mi novio. Como quería aprovechar el viaje al máximo, me tomé vacaciones para viajar en tren sola por Europa. Así que armé un bolso chiquito, y me fui a recorrer Italia, Austria, Hungría, República Checa con mi cámara al hombro, que es mi compañera indispensable. Luego volví a Londres a continuar mi preparación para competencias futuras, en la última semana de febrero competía en Peterborough en la Copa del Mundo de Esgrima Femenina de mujeres. Al año siguiente repetí la experiencia. Mas entrenamientos, más competencias y más lugares por conocer ¡Volvería todos los años!
Tuviste la posibilidad de conocer esgrimistas de todo el mundo, ¿cuáles son tus favoritos? ¿A quiénes admirás?
Hay muchos países que tienen grandes esgrimistas como Estados Unidos, Suiza, Hungría o Venezuela. Admiro mucho a mi maestro José (Domínguez) y a su hijo Koko, son dos personas que a lo largo de mi carrera como esgrimista me ayudaron muchísimo y me tuvieron mucha paciencia. Desde siempre admiraba al “Gran Koko”, con su guante lleno de sellos de todas sus competencias alrededor del mundo. ¡Era mi héroe! El me ayudó mucho en mi carrera. Y también a Belén Pérez Maurice, una chica de San Nicolás que ganó en el Preolímpico Americano en San José de Costa Rica, habilitando su pase a los Juegos Olímpicos de Japón. ¡Su tercera vez en Juego Olímpico! Aunque yo hago espada, y no sable como ella, la admiro. Sería un sueño para mi poder viajar, competir y ganar una medalla olímpica.
¿Porque elegiste espada?
Cuando empecé esgrima en el Club Francés caí en una sala de espadas con dos maestros de espada: José Domínguez y Sergio Bernabeu, ¡Fue el destino ¡ja jajá. Es justo el arma más pesada y tiene toque en la punta, a diferencia del florete que es más liviana, o que el sable que es más corta, tiene toque en la hoja y es un arma de combate más fuerte. El florete y la espada son armas “más bailarinas “, más técnica para confundir al otro y poder tocarlo. Si ves un combate de sable es velocidad pura, ¡vas a ver que se dan con todo!
El tema del arma o de la fuerza que se necesita, hace que algunos consideren que la esgrima es un deporte puramente masculino, ¿tuviste dificultades por ser mujer?
Yo no tuve dificultades, pero es una realidad que en la dupla deporte y ser mujer siempre hay menos apoyo. Las mujeres tienen menos referentes para animarse a practicarlo, menos sponsors que auspicien, menos cooperación de los gobiernos. Creo que nosotras tenemos que ayudarnos a nosotras mismas siendo las primeras en seguir de cerca las competencias femeninas de cualquier deporte, y animando a otras mujeres o a nuestras hijas a practicar cualquier deporte sin prejuicios.
La esgrima es un deporte que tiene varios campeones pasados los treinta años, ¿cómo te ves dentro de 10 años?
Soy muy curiosa e independiente, y lo reflejo con mi amor por la fotografía, me encanta descubrir lugares, personas. Por eso amo viajar, conocer el mundo, las diferentes culturas. Amo los caballos y me encanta enseñar a los más chiquitos, así que también me veo haciendo algo relacionado con eso. Pero también soy muy exigente y perfeccionista, por eso quiero seguir esforzándome con la espada para poder lograr uno de mis sueños ¡ tener una medalla dorada!