La puesta del show estuvo inspirada en la vida cotidiana de París: los cafés, los paseos por el Sena, las crepes y el ambiente arbolado armonizaron con la idea típica de la felicidad de la infancia: un castillo inflable, helados, globos y vuelo de barriletes. El espectáculo estuvo rodeado por la notable arquitectura parisina.
La escenografía y colección parten de la afirmación de que a través de las etapas de la niñez, el encuentro de los jóvenes con la ropa y la moda aún no ha sido influenciado por los esquemas sociales. En esta etapa, nuestra exploración de códigos de vestimenta todavía está liberada de esos códigos; de normas sociales, convenciones de género y conducta cultural. A medida que envejecemos, nos adaptamos intuitivamente a la familiaridad de nuestro alrededor. En una era digital saturada de vistas y datos visuales, detenerse para oler las rosas desmonta la mente y crea un nuevo espacio para la libertad de pensamiento.
La top model Gigi Hadid, los cantantes J Balvin, Maluma y Frank Ocean, fueron algunas de las personalidades que disfrutaron el show desde la primera fila.