21/11/2024

MARIANO ANTONIO: LLEVAR EL ARTE EN LAS VENAS

Mariano Antonio es una caja de lindas sorpresas: elegido como el tatuador por excelencia de grandes figuras, no olvida sus raíces. Amante del rock, los amigos y sus hijos, tienen en claro que el amor por el arte es la base de su vida.

POR FELICITAS VIAUT/ @felicitasviaut
FOTOS: NICOLÁS BRUNO PONIEMAN/ @nponieman

 

¿Hace cuánto empezaste en el mundo del tatuaje?

En realidad, soy Técnico Óptico y Contactólogo, nada que ver al lugar al que me llevó el camino de la vida. Empecé con los tatuajes como un hobby, obnubilado porque me fascinaba el rock y toda la música de la época de los noventa, con sus cantantes llenos de tatuajes.

¿Quiénes fueron tus referentes?

Tuve un par, especialmente de bandas que me gustaban como los Guns N’ Roses o Social Distortion. Eran un montón de bandas de la época que estaban todos tatuados, y se convirtieron en mis referentes a la hora de verlos en la televisión y decir: “¡Uy, quiero estar con esos tipos!”. Entonces me pregunté cómo podía llegar a eso y la herramienta fueron los tatuajes.

¿Dónde has tatuado?

He tatuado fuera de Argentina. Estuve bastante tiempo trabajando en New York, y después, he participado de convenciones en Estados Unidos y Europa. En la época que comencé no había tantos eventos relacionados al tatuaje: era un mundo nuevo por explorar. Cada viaje me daba un poco más de experiencia que luego aplicaba cuando volvía a Buenos Aires.

¿Tenés alguna anécdota sobre tu primer tatuaje?

Se lo hice a un compañero con el que estudiábamos juntos, era rockero como yo y le gustaban las mismas bandas que a mí. Se ofreció como “conejillos de indias” para que probemos. Fue con una máquina que había fabricado yo en una noche de ocio, en mi casa.

¿Cuántos tatuajes hiciste en tu vida?

Miles. Al principio contás y vas guardando los transfers de los dibujos que vas haciendo. Después es como todo: producís tanta cantidad que no llegás a saber cuánto hacés. Había una época que trabajaba quince horas diarias, lo que significaba que, mínimamente, eran diez, doce, hasta quince tatuajes por día.

¿A quién traerías del pasado para tatuar?

Tenés esos ídolos del rock que te han motivado como un James Dean o un Elvis Presley, esa clase de personajes icónicos que obviamente me gustaría tatuar.

¿A quiénes has tatuado?

Han pasado todos: Maradona, Tinelli, muchos famosos han desfilado por el local. Obviamente, algunos fueron más motivacionales que otros, como lo fue Diego (Maradona), con el que compartí muchas anécdotas. Y con varios hemos estrechado una amistad fuera de lo comercial. A veces pasa que el vínculo comienza de esa manera y luego te encontrás para cenar o en las vacaciones, como me pasó con Celeste Cid.

¿Cómo hacés para mantener los “pies sobre la tierra” entre tantos famosos?

Como siempre digo, lo que te mantiene en la realidad es el roce que tenés con la gente a diario. Vienen personas de clase baja, de clase media, y de clase alta. Atendés al empresario que se sienta en la silla para contarte su vida, y de repente, te aparece el pibe que acaba de salir preso y ahorró tres meses para hacerse un tatuaje. Eso está bueno, te mantiene dentro del contexto. Después de eso te das cuenta que el famoso es una persona como uno, a veces se compra lo que dice una revista y cuando lo conocés, no tiene nada que ver a lo que leíste.

¿Qué opinión tenés de la gente que tiene todo el cuerpo tatuado, como Candelaria Tinelli?

Depende de la persona: hay gente que está toda tatuada y le queda muy bien porque tienen la actitud para llevarlo en sus cuerpos; y gente que aún estando completamente tatuada, no me dice nada. El tatuaje tiene que formar parte de un estilo de vida porque te limita en algunas cosas, como por ejemplo un trabajo, aunque, en los últimos años, se ha relajado bastante este concepto.

¿Cómo ves lo tatuajes en las nuevas generaciones?

Hoy se revirtió mucho la situación. En los noventa, cuando arranqué, todos nos tatuábamos para diferenciarnos, se quería llamar la atención, era como una rebeldía, era una marca que te hacías de por vida y te distinguía del que tenías al lado. Hoy, esa actitud rebelde es cada vez mayor: no hay un punto de conformismo. Es como una competencia eterna de quién tiene más, quién resalta más, no hay un límite.

¿Cuál es el lugar mas sexy para que una mujer se tatúe?

No tiene que ver con el lugar sino con la actitud: no importa la parte del cuerpo sino la personalidad con la que lo sepa llevar.

¿Qué tiene que tener un tatuador para ser bueno en lo que hace?

Conseguir un equipo, con un pibe que entienda que esto es un trabajo, que se arranca a un horario, que durante la jornada laboral no se puede tomar alcohol, es complicado. Los chicos toman conciencia cuando se van del local, varios años después, no en el momento que deciden emprender su proyecto. A veces me encuentro con algunos que estuvieron hace 15 años y me dicen “la verdad que te tengo que dar las gracias”.

¿Alguno de tus hijos se quieren dedicar a tu profesión?

No lo sé, quizás sí. Tampoco los presiono, me gusta que busquen su destino como lo hice yo; más allá que cuando me pasó, mi viejo me dijo “esto no” y yo quería dedicarme a esta profesión. Era contradecirlo constantemente hasta que mi papá, años más tarde, terminó trabajando conmigo.

¿Cómo te llevás con las redes sociales?

Hoy tenés las redes que te comunican con todo el mundo porque hay un millón de seguidores que están ahí. Yo no me ocupo de mis cuentas, de hecho no soy el tipo de persona que tenga paciencia para eso. Si pudiera no tener teléfono, no lo tendría, para mí es algo tóxico. Pero asumo que esto es parte de mi trabajo.

¿Tres cualidades de Mariano Antonio?

Creo que soy buen padre, buen amigo y trato de no perder mi esencia, porque todo cuesta un esfuerzo, por eso valoro todo.


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