¿Cómo te podés definir en tres palabras?
Liberal, hacedor y soñador.
Has recorrido diferentes lugares, construyendo tu profesión a partir de distintas experiencias, ¿por qué elegiste Córdoba para quedarte?
Recorrí todo el mundo, y de todas las ciudades que conocí, Córdoba me atrapó por su calidez, por todas las posibilidades de desarrollar diferentes actividades en una provincia con un gran potencial. Por ese motivo, decidí quedarme por esta zona y tratar de explotar ese potencial al máximo. Esta ciudad es una joya que lo tiene todo, solamente hay que pulirla para que siga brillando un poco más todos los días.
De todos los trabajos que tuviste, ¿cuál crees que ha sido el puntapié para que puedas dedicarte a tu profesión actual?
De más joven he trabajado en mil cosas, como por ejemplo: en Ibiza era limpia vidrios en los semáforos de día, y artesano, de noche; en Nueva York era carpintero de día, mozo de noche, y jugador de póker de trasnoche; en Miami, también fui mozo, y de más chico aún, fui boletero de terminal de colectivos, DJ, fotógrafo, operador de grabaciones de spots publicitarios y vendedor de publicidad. Con todas esas actividades, y un máster que conseguí en la “universidad de la calle”, hicieron que hoy, por razones que desconozco, me dedique a lo que hago. Mi fuerte siempre fue relacionarme con gente, y una cosa te lleva a la otra, y bueno, acá estamos.
¿Por qué decís que tu escuela es la calle?
Justamente por eso, lamentablemente o afortunadamente, en mi adolescencia fui muy rebelde e indisciplinado, lo que provocaba que me expulsen de todas las escuelas a las que iba. En un momento, a los 16 años, me di cuenta de que era pobre, burro y sin oficio, sumado a que tenía pretensiones que costaban mucho dinero, por lo tanto, el único camino era trabajar y aprender de la calle. Y es ahí donde la calle fue mi mejor escuela: me enseñó a pelearla día a día y a seguir intentando por más que las puertas se te cierren en la cara. Yo no soy de aceptar un “no” como respuesta.
¿Cómo es compartir tu vocación con tu hija Rocío?
Ella me acompañó desde chiquita, y verla ahora hecha una mujer emprendedora, me enorgullece terriblemente. Es joven, profesional, sana, independiente, disciplinada, comprometida y súper talentosa. Tiene grandes condiciones como artista y como productora/empresaria, e incluso, ¡creo que es mucho más tenaz que yo!.
¿Cómo decidiste sumarte a Cirque du Soleil?
Era una idea que tenía en mi cabeza hace un tiempo. Lo estudié y decidí dar el salto, y por supuesto, ellos aceptaron sumarme a esta gran producción. El año pasado habíamos tenido conversaciones con la gente del Soleil y PopArt para trabajar en conjunto en “Séptimo Día”, pero no nos pusimos de acuerdo y me quedé con muchas ganas de hacerlo. Este 2018 pudimos acordar condiciones y realizamos de una manera muy exitosa “Amaluna”.
¿Con qué características definirías a este show internacional?
Es un mundo aparte, donde no dejan nada al azar, todo está calculado y preparado a la perfección, desde lo artístico, hasta el más mínimo detalle que te imagines. Haber producido en años anteriores Stravaganza y Mahatma me ha hecho adquirir conocimiento sobre grandes producciones, por lo tanto estoy muy agradecido a Flavio Mendoza por haberme enseñado los secretos de estos mega shows.