13/11/2024
Por: Claudia Faena
Esta pregunta parece ingenua, pero en un día como hoy en que los Talibanes decidieron borrar la existencia de las mujeres de la faz de Afganistán y si pudieran de la faz de la tierra es importante. Me pregunto ¿cómo organizamos nuestras vidas las mujeres en nuestro país? ¿Nuestra sociedad permite el desarrollo profesional equitativo de las mujeres y de los hombres? Es una pregunta muy profunda que empieza con la libertad de decidir sobre nuestro cuerpo, sobre nuestros deseos, sobre como priorizar nuestros tiempos, sobre como la sociedad acepta o no una mujer en los puestos de decisión. En la FADU (facultad de arquitectura, diseño y urbanismo) en la cual estudié, recién hace unos días se voto la paridad de género para puestos de poder como el de Decano, Jefe de Cátedra, lugares en los jurados de los concursos. Hasta ahora esos puestos estaban acaparados por nuestros colegas hombres casi en un 90%. Quiero aclarar que nuestra sociedad no está regida por leyes extremas como la de los talibanes, pero aún estamos retrasados en ver la vida profesional sin género, de aceptarla de una manera no binaria de masculino y femenino.
Quiero hablar sobre mi caso personal, soy arquitecta y diseñadora, mi vida se presentó de tal manera que me hice cargo de mantener con mi profesión mi casa y mis tres hijos, desde que la menor tuvo 7 meses. Hubo tiempos duros y tiempos más fecundos, pero mi profesión nunca me decepcionó y siempre pude sostener a los míos con alegría ya que lo que hago me apasiona. Qué hubiera sido de mí y mis hijos sin que yo fuera arquitecta, no me lo imagino. Nuestra vida fue buena gracias a que yo pude ser libre de ejercer mi profesión. Tuve que adaptarme muchas veces a desigualdades y a prejuicios que no me permitieron avanzar más rápido, pero eso no me frenó para llegar más lejos. Hoy tengo tres hijos ya crecidos y cada uno vive su vida a su manera en distintas ciudades del mundo. Mi hijo que vive en Madrid hasta me dio una nieta a la que vengo de visitar.
Les cuento esta parte de mi historia para hablar en primera persona y afirmar que la mujer y la profesional son una, una no viene primero ni después que la otra. La mujer es profesional y sostiene a los suyos como lo hace un hombre y viceversa.
La vida profesional, los lugares de poder, y el éxito no tienen género señores talibanes, la vida tiene amor y crecimiento. La vida es evolución.
