09/11/2024

NUESTRO MUNDO

En un encuentro descontracturado con los ex dueños de Las Rosas tuvimos el honor de hablar con ellos y conocer como comenzó este sueño, del cuál son protagonistas.

POR SOFÍA MONGUILLOT / MARÍA LAURA RANZATO / CAROLINA MALDONADO

CHANCHA VILLAFAÑE – 1992/2013

¿Cuál era el objetivo principal de la revista cuando formaste parte de Las Rosas?
Desde un comienzo pensamos en un producto segmentado para un tipo determinado de gente, al no tener competencia directa, iba a ser de mayor impacto.Nació como un proyecto en broma, su principal objetivo era comercial drigido a un determinado grupo; teníamos la mirada puesta en hacerla crecer y expandirla a nivel nacional, específicamente a las principales ciudades del país: Buenos Aires, Rosario y Mendoza. Comenzó siendo Las Rosas del Cerro y luego se definió como Las Rosas, en alusión al barrio.
Comenzamos esta historia junto a Fede Mendoza, Mike y la Chancha Muñóz, que nos acompañó siempre en este proyecto. Nosotros queríamos hacer algo que sea diferente, que no se haya visto jamás. La primera revista se  hizo literalmente en broma, trucábamos las fotos, hacíamos cambio de caras en parejas amigas para dar que hablar; tuvo un éxito rotundo con repercusión, no sólo en el Cerro sino en Nueva Córdoba, Barrio Jardín y Villa Allende. Trabajamos mucho para que no fuera del barrio sino para todos. Empezamos a buscar gente de diferentes puntos de la ciudad que sea influyente y así fue la primer tapa. Después empezamos a elegir chicas de agencias de modelos, hacíamos hincapié en la chica más linda durante dos o tres tapas más y de ahí empezamos a mirar hacia Buenos Aires.
¿Un recuerdo memorable o anécdota que te haya marcado en la empresa?
Nuestro principal objetivo fue publicitario con el fin de apuntar a nivel nacional y posicionarnos ante la competencia, queríamos tener la firma Guess de contratapa, así te empezaban a mirar distinto; para eso hablamos reiteradas veces con Martin Gontad,representante de la firma en Argentina, pero no pasaba nada. Un verano en Punta del Este, volvíamos de una fiesta con Fede Mendoza y en la ruta nos encontramos con un accidente: ¿Quién era? Martin Gontad. Lo auxiliamos, yo lo ayudé a él y Fede se hizo cargo del auto, y al día siguiente viene Raúl Fernández, su mano derecha y nos dijo: “no sé qué habrán hecho ustedes anoche pero Martín autorizó todas las publicidades para su revista”, Guess, Calvin Klein, entre otras. ¡No lo podíamos creer!. Habíamos logrado nuestro objetivo (risas).

GUILLERMO SILVESTRINI – 1992/2001

Cuando formabas parte de Las Rosas ¿Cuál era el objetivo de la revista?
En el momento en el cual formé parte, la revista nacía. No había una definición de lo que era, sino de lo que no era, no existía nada igual. Sin ninguna duda, el fuego inicial de Las Rosas tuvo que ver con una mirada de la Chancha Villafañe, quien tuvo una capacidad excepcional de entender la dinámica de la gente. Estaba convencido que las personas estaban preparadas para auto exponerse. No había un espacio de estas características, y la Chancha que venía de la radio con mucho éxito, comenzó a convocarnos a reuniones casuales, fuera de hora y súper impuntuales que se hacían en mi casa. En diciembre del año 1992 salió el primer número, una colección de lo “no mostrado” hasta ese momento en los medios. Considero que si querés hacer algo grande te tenés que juntar con gente que piensa totalmente distinto a vos y Las Rosas innovó en la manera de emprender.
Desde aquel entonces¿Cómo ves a la revista hoy?
Creo que están en el momento en el que no hay mucho más para hacer, lo cual puede ser muy bueno o muy malo. Siento que dejó de haber una comunidad de lectoría que defina al lector de Las Rosas; eso tiene que ver directamente con qué le está pasando a la gente para construir pertenencia. Y ahí es donde hay que ir, preguntarse todos los días cuál y cómo es el lector de Las Rosas.

MICHAEL SKRZYPEK – 1992/1998

¿Ha dónde apuntaban con la revista cuando formabas parte de Las Rosas?
La Chancha Villafañe tuvo un momento de muchísimo éxito en la radio y yo estaba con Pedro Giovoglanian en el mismo horario haciendo Trans América en LV2, era un segmento que él lo dominaba. Éramos como la competencia, pero salíamos de ahí y todos amigos. En ese momento no existían las redes sociales, ni internet; todo se manejaba por el teléfono y así se medía la audiencia. Todo lo que se hizo posterior fue utilizando ese segmento con un manejo de marketing con herramientas fabulosas.
La Chancha en su momento cuando estaba haciendo la radio me dijo “acá lo que hay que hacer es una revista”. El negro Mendoza, el hermano de Fede, nos había hablado de la revista y la idea ya estaba. La pieza fundamental fue la Chancha Muñoz que nos acompañó siempre. Nadie se interesó en generar gente vip, entonces era el momento de poner algo que no existía; inventamos un segmento de acuerdo al perfil.
Un consejo.
Diviértanse, disfruten de lo que hacen y del producto, porque de esa forma se hacen las mejores cosas. La crítica va a estar siempre, tanto del más grande o de cualquiera; no tiene la perspectiva que tienen ustedes del producto que hacen. Disfruten y disfruten.

AGUSTÍN VILLAFAÑE – 2002/2013

Cuando formabas parte de Las Rosas ¿Cuál era el objetivo de la revista?
Con Las Rosas, lo que se buscaba no era mostrar gente famosa, que era habitual en las revistas del momento. Comenzamos a buscar gente del barrio que no era famosa, pero sí tenía liderazgo, ya sea en su grupo de amigas o amigos y que, por su personalidad o forma de vestir, se podían considerar formadores de tendencias; esto llamó la atención de la revista y hizo que tenga gran repercusión. Hacíamos un collage de fotos con imágenes que llegaban a nuestras manos, no teníamos fotógrafo, simplemente íbamos a los boliches con una cámara de fotos, ¡una vergüenza! (risas) pero así fue en la primera revista, donde le sacábamos fotos a las líderes entre grupo de amigos del barrio y nos fue muy bien.
¿Un recuerdo memorable o anécdota que te haya marcado en la empresa?
¡Hay tantas!…Una de ellas fue el momento en que nos compramos nuestro primer Renault 11 que nos hizo el aguante siempre, pero se nos quedaba en la ruta. Una noche fuimos a Pachá y estacionamos en la puerta, cuando quisimos volver el auto no arrancaba. Adelante nuestro, estaba el dueño de nuestra competencia, D-Move, en un BMW (risas). No sabíamos a donde meternos, tratamos de escondernos pero nos vió y cuando se fue, salimos a empujar el auto.
Hay muchos momentos memorables, recuerdo cuando creamos Las Rosas Online, sentí gran satisfacción; creamos la primer red social del mundo antes de Facebook, donde te sacabas fotos, te registrabas con tu casilla de mail, entonces en cada foto aparecía el nombre y de ahí podías contactar a quien quieras. Si había pasado algo con alguien durante el fin de semana, el lunes entrabas a nuestra página y te enterabas.

BRYAN LACUARA – 2002/2014

Cuando formabas parte de Las Rosas ¿Hacia dónde apuntaban con la revista?
Llegué a formar parte en la segunda etapa de Las Rosas, me asocié con la Chancha y en ese momento, lo que nosotros hicimos fue preguntarnos cómo hacer para entrar de nuevo, luego de ese impasse que tuvo la revista. Teníamos una empresa digital y nos dedicábamos a sitios webs, sacando y publicando fotos que fue un boom; eramos una red social con 40 mil visitas en Las Rosas Online. En ese momento salíamos a sacar fotos con una digital de 3 mega pixeles que para esa época era lo mejor. La revista creó una gran sensación de pertenencia. Yo la veo y me siento orgulloso porque no la han cambiado en su totalidad y los diseños se fueron adaptando a los tiempos. En cuanto a su diseño, se apuntaba a un estilo de revista europea. El desafío más grande fue cómo hacer para que una revista de Córdoba despegue a nivel nacional. Otro de los objetivos fue crear contenido exclusivo para las provincias a las que queríamos apuntar, como hicimos con Rosario, con gente que trabajaba allá pero nunca dejó de ser de Córdoba.
¿Una asignatura pendiente que te hubiera gustado concretar con la revista?
La verdad que no, logramos cosas divinas con la revista. Para mí la columna vertebral es la marca que hicimos entre todos, desde un evento, hasta el contenido; lograr un sentido de pertenencia muy grande y de ahí un boca en boca. Suplantamos lo que hoy es socialmente hablado, siempre hay cosas para mejorar. Conseguimos lo que queríamos con errores y aciertos, a veces veía la revista y decía esto es un diez y otras veces que no quería ni verla.

JULIO PÁEZ – 2004/2015

¿Hacia dónde apuntaban con la revista cuando formabas parte de Las Rosas?
Me incorporé a la revista en el 2004, porque vi que tenía un potencial bastante grande en cuanto a crecimiento. En ese momento las pautas publicitarias, el contenido y las tapas eran netamente locales. Las producciones se hacían con chicas de Córdoba; algunas de la agencia Mannequins y otras de Las Rosas más lindas. Lo que nosotros veíamos con mi socio, era la posibilidad de expansión a nivel país e internacional, entonces incorporamos marcas nacionales, como Jazmin Chebar, Ricky Sarkany, Jazmin Chebar, Vitamina. También cambiamos el contenido. Empezamos a hacer tapas con chicas de Buenos Aires y del ámbito internacional. Además agregamos sociales con eventos de otras provincias. Abrimos oficinas en ese momento primero en Rosario, después Mendoza y por último Buenos Aires. Fueron años que anduvo muy bien, comenzamos a crecer bastante. Si ven una revista del 2004 y una del 2006 ven que el contenido ya había cambiado muchísimo. Aparte de eso creamos otras unidades de negocio, que estaban vinculadas, y eso nos habilito conseguir otros sponsors como Budweiser, Personal , entre otras. Entonces abrimos paradores, primero tuvimos uno en Córdoba, después uno en Las Leñas, Bariloche y en 2012 en Punta del Este. En estos lugares convocábamos a nuestra gente, hacíamos eventos, sociales, fiestas, after, con todo esto se generó una movida , por la cual abrimos una productora de eventos. Hacíamos muchos eventos diurnos, como campeonatos de polo, eventos de golf, desfiles y después teníamos otros nocturnos. Creamos en ese momento Las Rosas Night Life.
¿Un recuerdo o anécdota memorable que te haya marcado dentro de la empresa?
Una vez nos mudamos de oficina, entonces teníamos como 200 invitados, catering, dj y uno de los fundadores prepara un discurso, lo leía, lo repasaba todos los días, eran como dos páginas. Llega el día de la fiesta y cuando sube a dar el discurso dice una palabra y se frena, tuvo pánico escénico no sabemos que le paso. Pero la fiesta siguió.
¿Una asignatura pendiente que te hubiese gustado concretar con la revista?
Me hubiera gustado expandirla a Uruguay y Chile, no lo logramos definir teníamos nuestros socios locales y buscábamos mas, yo viajé varias veces a Chile, México y estaban muy interesados. Pero en ese momento como estábamos con muchas cosas y no se concretó nada.

OMI ROJO – 2004/2016

Un recuerdo o anécdota memorable que te haya marcado dentro de la empresa
Probablemente la mejor anécdota que tuve dentro de Las Rosas fue cuando Julito me despidió de mi propio programa de radio. En ese entonces el proyecto se llamaba “La Chancha y los 20”, aunque más tarde paso a ser “Omicidio radial”. El problema fue que en un momento empezó a ser demasiado improvisado, no nos importaba demasiado tener contenido periodístico, entonces Julito optó por sacarlo del aire. La realidad es que nunca le hice caso y el programa salía como queríamos, entre amigos, por eso hoy respaldo un poco más su decisión.  Me acuerdo que mi último programa fue dedicado a él, hice una carta despedida para un tal “Julito” y por supuesto, a mis oyentes.
Una asignatura pendiente que te hubiese gustado concretar  con la revista.
Me hubiera gustado consolidar nuevas unidades de negocios que en su momento perdieron protagonismo y no lograron consolidarse del todo por la gran apertura que le dimos a la marca. Con un crecimiento tan explosivo, quisimos ocuparnos de áreas muy diversas y en el camino perdimos muchos espacios claves. Creo que si hubiéramos encarado la situación con la madurez que hoy alcanzó Las Rosas, hubiéramos logrado un salto cuantitativo en muchos aspectos. Nuestra entrada a Buenos Aires se hubiera dado de otra forma y se hubiesen consolidado exitosos emprendimientos como fue el parador en Las Leñas. Básicamente fue una falta de tiempo y continuidad hacia cada proyecto en particular. A veces, la ansiedad te juega una mala pasada.

LUCAS PERETTI – 2009/2016

¿Hacia dónde apuntaban con la revista cuando formabas parte de Las Rosas?
Comencé en una etapa de transición de la revista, desde lo sentimental y espiritual hasta la transformación netamente comercial. En esa época estaba la Chancha, con muchas ideas pero con el caballo cansado; tenían otra visión desde lo personal con la empresa, que al poco tiempo dejaron, pero fueron muy generosos conmigo. El que me llamó fue Julio Páez, él me marcó el camino comercial de la revista pero, a su vez, fue muy independiente de cada producto. Valoro la posibilidad de haber estado con gente muy diversa y con sentimientos distintos. Desde ese momento, Las Rosas, comenzó a repuntar nuevamente su posicionamiento a nivel nacional y trabajamos mucho para lograr ese objetivo.
¿Un recuerdo memorable o anécdota que te haya marcado en la empresa?
Una de las tantas, fue cuando luego de tanto buscarla conseguimos una reunión con el CEO alemán de una de las cadenas de shopping más importantes del mundo. Con Julito Páez viajamos a Buenos Aires. Al salir de la reunión, este hombre nos dijo que quería tener una relación más cercana con la revista y nos dice: “Durante ocho años tuve poca comunicación con Las Rosas y les voy a contar porque: una vez tuve una reunión con alguien que pertenecía a su empresa, y no sólo llegó tarde sino que estaba vestido de remera y bermuda”. ¡Con esa descripción, sabíamos que nos estaba hablando de la Chancha! (risas). En el momento no sabíamos a dónde meternos, pero hasta hoy nos reímos de esa situación.


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