Por: Virginia Villafañe
Cada obra de arte nace dentro de un contexto histórico y artístico concreto, de tal modo que como artista, una es de alguna manera deudora y creadora a la vez, de este contexto.
La obra de arte es la expresión que nace de la necesidad interior, la expresión de la época, a través de un estilo, y la expresión misma del arte, aquello que es común a todas las expresiones artísticas del ser humano y que un gran artista: Kandinsky denomina la gran necesidad o semejanza del sentir íntimo, que pueden ser traducido en formas parecidas que resuenen en el espectador de todos los tiempos.
Hace un tiempo ya, justo antes de terminar mi carrera de arte, incursioné en un mundo que para ese momento era totalmente novedoso: Técnica mixta/digital, donde fusionaba fotografías de viajes que realicé con elementos de otro lenguajes artísticos, como la pintura o el dibujo… un mundo totalmente nuevo para mí, que me permitió crear cosas impensadas desde una mirada tradicional.
De aquí surgieron muchísimos proyectos y muestras, y obras y murales, y más obras… Luego, repensando y revolucionando esta técnica mixta, fui incorporando otras imágenes y elementos, revolucionando así el movimiento de los clásicos personajes de dibujos animados.
Me encanta siempre innovar y salir de lo típico de lo uno acostumbra a ver en las obras de arte para el consumo de viviendas/hoteles/bodegas/edificios/departamentos/etc…, porque me obsesiona poder ofrecerle a los consumidores y al público cosas únicas y diferentes, que vayan identificando a las nuevas y futuras generaciones. Me gusta que cualquier persona que los ve, los siente familiar. Es una oportunidad a la energía que mueven estos personajes clásicos, al encanto, un llamado a disfrutar el momento…