Por Dr. Germán Bianchi
Médico Oftalmólogo – Matrícula N° 98952
No se trata de una enfermedad, sino de una afección muy común que parte del proceso natural de envejecimiento, y aparece, en la mayoría de los casos, alrededor de los 40 años, incluso en personas que no tienen otros problemas visuales.
Los primeros síntomas son la necesidad de alejar los libros, el celular o la carta de un restaurante a una distancia equivalente, más o menos, a la del brazo extendido, para poder enfocar correctamente. En los casos en que la lectura implica una parte importante de la actividad diaria, también pueden aparecer molestias como dolores de cabeza y vista cansada.
Si bien no tiene cura, ya que es parte del proceso general de envejecimiento, sí existen diversas soluciones que van desde el uso de anteojos o lentes de contacto especiales, hasta diversas opciones quirúrgicas.
En el caso de optar por anteojos, se pueden utilizar bifocales, progresivos o lentes de lectura. La elección estará vinculada, en cada caso, a las necesidades del paciente. En cuanto a las lentes de contacto, están disponibles las multifocales, en materiales permeables a los gases o la monovisión, que consiste en poner en un ojo la corrección para la presbicia, y en el otro, la necesaria para distancias medias y largas.
En el campo de la cirugía refractiva, también existen diversas opciones, como por ejemplo, el Excimer Láser, las Lentes Intraoculares Multifocales
Tóricas, utilizadas sobre todo para la corrección de la presbicia en pacientes con cataratas, y las Lentes Multifocales Fáquicas. Estas últimas son las más novedosas, contando con algunas ventajas, como el hecho de no modificar la estructura del ojo, ya que se implantan mediante una breve intervención entre el iris y el cristalino.
En síntesis, gran parte de los adultos mayores de 40 años, tengan o no otras dificultades visuales, comienzan a tener esta afección que les dificulta ver y, especialmente, leer de cerca. No es una enfermedad sino que tiene que ver con el envejecimiento natural del ojo.