19/09/2024
Así lo confirman, al menos, las colecciones de primavera que apuestan por una falda con escote en pico que deja ver el hueso de la cadera, como sucede con la consolidación de los pantalones de tiro bajo.
En medio de las transparencias, de los cut-outs e incluso del regreso de la estética fetichista, el cuerpo vuelve a exhibirse tras unos años en el que la máxima fue el recato absoluto (y si no, recordemos los vestidos a lo Amish de 2018). Este progresivo ‘destape’ dio un primer paso poniendo el sujetador a la vista en el centro de todas las colecciones. Pero en 2022 la parte del cuerpo femenino más sexy no incide tanto en el pecho como en anteriores temporadas, sino más bien en la cadera. Es lo que tiene en buena parte el regreso a la estética de los 2000: la consolidación del tiro bajo y el revival del bumster de Alexander McQueen no representan la única muestra de que el centro está en esa V abdominal, la que baja hasta la zona púbica.
En Versace encontramos una de las firmas ‘reincidentes’: si en la primavera de 2021 la casa italiana apostó por esa polémica falda dosmilera que emulaba un tanga en uno de sus laterales, en la primavera de 2022 repite ejercicio. O al menos, lo emula. En su última propuesta pudimos a ver tanto a Emily Ratajkowski como a Dua Lipa enfundadas en una falda asimétrica cuya cintura se depositaba justo a la altura de la cadera, pero con forma de V. Más vertiginoso era el escote de la falda de flecos de Philosophy, que si bien su bajo llegaba hasta la rodilla, su cintura lo hacía hasta la zona inguinal.
La versión asimétrica es la falda sexy más estandarizada: Altuzarra la teñía con tie-dye para una estética más boho, mientras que LaQuan Smith la llevaba a su declinación más sensual, como si una toalla recién puesta tras la ducha se tratase. En formato mini, la falda de Nº21 recreaba esa misma intención de efecto tanga que presentó Versace la pasada primavera.
De alguna manera, los cut-outs tan profundos que asoman para el año que viene son la promesa de llevar unos vestidos casi faldas que también cumplen con esta máxima. Es por ejemplo el caso de Jonathan Simkhai, que propone algún vestido de punto cuya apertura baja hasta la altura de la cadera y se remata por un cinturón cadena. En Rodarte se cumple gracias a un vestido de flores XL cuyas aperturas asimétricas bajan la cintura de la falda justo hasta esta zona. Que en la mayoría de casos este tipo de falda se combine con tops muy escotados o con sujetadores no hace sino subrayar una temporada que abre la puerta a la desnudez (y por ende, al sexo) tras un periodo de pandemia que ha destacado precisamente por lo contrario.
