El corderoy es uno de esos géneros que se aman o se odian, que tiene la capacidad de despertar nostalgia y viajes al pasado, recuerdos de la infancia y la adolescencia. Fue bautizado como el “el terciopelo del pobre” durante una época en la que se lo asociaba con la clase trabajadora. Pero hoy es LA TELA de la temporada. Es un tejido grueso, de tacto áspero y lineal. Quizás por su textura y por su grosor, es ideal para prendas de esta temporada otoño-invierno.
Ha conseguido hacerse un hueco en el street style con estilismos de aire retro que lo combinan con materiales inesperados como por ejemplo, el terciopelo o el satén.
Si bien lo estamos viendo en todo tipo de prendas como monos, bezares, camperas, faldas, abunda su presencia sobretodo en pantalones. Por su elegancia y su confortabilidad, los pantalones son una buena forma de implementar esta tendencia. De tiro alto y corte recto, sus versiones ganadoras fueron los pantalones Oxford o “de campana” y los culottes.
Cuando pensamos en el corderoy enseguida se nos viene a la cabeza el color marrón o beige, pero en los últimos años hay muchas firmas que se han rendido antes este tejido y han apostado por teñir el corderoy de otros colores. Hoy lo vemos en tonos verdes, azules y pastes que son los que más éxito ha tenido es la gama de los rosas, burdeos, coral y salmones.
El peso estético ineludible de una prenda de ese género y color nos hace pensar que si la viste una vez ya la viste lo suficiente como para volver a usarla. Pero el street style se ha encargado de demostrar lo contrario y desmentir este prejuicio.