POR: FLAVIA TOMAELLO– @flavia.tomaello
Monumentos medievales árabes, judíos y cristianos encerrados en una antigua muralla. Toledo es un mito por descubrir.
En el corazón de Castilla La Mancha, compitiendo con las estrellas de Andalucía, Sevilla y Granada, Toledo se pone bajo el brazo su declaracion de Patrimonio de la Humanidad y seduce al visitante como fuente de cruce de cuturas e historia. Toda ella es mezcla de tiempos y pobladores, de saberes y religiones, todos los estilos están en sus monumentos, todas las actividades seculares se representan en sus calles y un paseo por sus adoquines engrandece el alma, la inteligencia y el paladar. Toledo no deja indiferente y se clava en la memoria como el lugar al que volver porque siempre queda algo por conocer.
Abrazada por un meandro del Tajo, su posición geográfica guarda las causas de su longeva importancia. El hombre siempre encontró en el Torno del Tajo un lugar de privilegio estratégico para asentarse. En alto y rodeada por el foso natural del río, no deja dudas de su emplazamiento defensivo y de vigilancia. Por ello, algunos de los monumentos importantes están relacionados con su estructura militar: el Alcázar, las murallas o el Castillo de San Servando…
Se erige como una ciudad tolerante que fue elegida por distintos pueblos y supo respetar sus pasos, conservando aún hoy huellas importantes que le han otorgado el podo de Ciudad de las Tres Culturas. Ejemplo de esa convivencia son la Mezquita del Cristo de la Luz, la Sinagoga de Santa María La Blanca y la Sinagoga del Tránsito.
Calles para andar
En la Catedral de Toledo, una de las maravillas de la ciudad, se puede visitar la Sacristía Mayor, presidida por «El Expolio» de El Greco, el Tesoro Relicario con la Custodia de Arfe, la Sala Capitular, el Coro y la Capilla Mayor.
En las cercanías, merece una ojeada Consuegra, con un grupo de molinos de viento, que se alza como el mejor conservado de España y donde se pueden ver los 12 que todavía se conservan, en alguno de ellos con su mecanismo completo. Otra parada obligada es Oropesa y su Castillo, uno de los principales atractivos de la localidad. Está formado por dos edificios, uno más antiguo de origen árabe que data de los siglos XII y XIII; y otro más nuevo construido por los Condes de Oropesa durante el siglo XV.
En Burujón esperan las Barrancas de Calaña y Castrejón, declaradas monumento natural, que forman unos espectaculares cortados arcillosos creados por la erosión del viento y las aguas del río Tajo, que son conocidos como el Cañón del Colorado español.
Hombre de su tierra
Su energía brota con tanta fuerza como la vibrante ciudad que lo cobija. Adolfo Muñoz Martín nació en 1953 en Belvís de la Jara. Inquieto por naturaleza, una decena de proyectos vinculados a la restauración, viñedos y la hotelería lo convierten en una figura toledana mítica.
Con la reminiscencia mora que tanto infunde a la tradición de la ciudad, el Hotel Boutique Adolfo se ubica en el centro de la ciudad, en la plaza de Zocodover, en el barrio antiguo, muy cercano de la Catedral y el Alcázar. Unas maravillosas vistas sobre la plaza del antiguo zoco árabe son inigualables, el único enclavado en la zona. La propuesta de pocas habitaciones (apenas 12) y la calidez del personal, se complementan con un diseño moderno que contrasta fuerte con lo que se ve por la ventana. No se caracteriza por la inmensidad, sino por la conjunción de sitio e inteligencia. Elegancia y refinamiento en uno edificio de más de 100 años, en donde se encontraba el antiguo Café Español. Ha a sido restaurado de modo que la madera de principios del siglo XX combina con materiales como el corcho, la tierra o la cal.
Por su parte, el Hotel Casa Urbana Adolfo está situado en un lugar privilegiado en pleno corazón de Toledo, junto a la Catedral en el mismo edificio del Restaurante Adolfo que funciona como recepción. Dispone de 9 habitaciones y una terraza en la cuarta planta para disfrutar de un apertivio o gin tonic que deja sin habla.