La tendencia en cuanto a tonalidades va a venir marcada por la necesidad de crear una sensación de bienestar en nuestras casas y espacios, con tonos tipo beige, grises, negro y mucho pero mucho blanco.
A diferencia de otros colores, los tonos neutros y cálidos son atemporales y se pueden utilizar sin miedo. Transmiten serenidad, paz y calma de una manera única, y son muy versátiles a la hora de combinarlos con otros colores y materiales, pudiendo crear infinitos matices.
Lo ideal es siempre contrastarlos con otros colores o utilizarlos con diferentes tonalidades, para evitar que quede todo el espacio plano.
En cuanto a la temática y diseño de las obras se mantendrán las formas y texturas suaves y ligeras. Lo más natural posible.
Los tonos tierras y grises, los arenas y cálidos, incluso el negro otorgan un gran contraste y toque sobrio a cualquier ambiente. Además de darle personalidad y mucho carácter tanto al espacio como a las paredes.
Cuando utilizo el negro en mis obras, siento inevitablemente que es expresión pura, tan intrínseca y auténtica que rara vez puedo modificar el trazo inicial, debo dejar que siga su curso, que las pinceladas me transporten, nunca las tapo. Es expresionismo puro, acción inmediata, transmite tanto y tan fuerte a la vez.
También aparecen los letreros gigantes e inscripciones en las obras para los más osados y atrevidos como así también los detalles de neón.
Las texturas, los grandes formatos y los retratos en blanco y negros ganan terreno. Y son una de las opciones que este año ya causan furor en el estudio.
Cada obra es única, trabajada junto a cada cliente e inspirada en sus deseos más profundos.
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